Monroy, Alonso
(por Mario López Martínez)
Nace en Plasencia (Cáceres), origen generalmente aceptado hoy aunque hay historiadores que sostienen que es salmantino, en fecha indeterminada. Debió marchar muy pronto para América, en la primera fase de la colonización de las islas del Caribe. En 1514 ya tenemos constancia documental de su estancia en el Nuevo Mundo, se encuentra avecindado en San Juan de Maguana.
En 1537 se marcha a Perú, donde destaca en su conquista, por eso Francisco Pizarro le encarga unirse a Pedro de Valdivia que en esos momentos intenta reclutar gente para iniciar la difícil conquista de Chile. Es en la conquista de Chile donde, sin duda, cosechará los principales éxitos de su carrera como conquistador. Su acción militar más destacada se produce en 1541, cuando Valdivia le nombra teniente general del gobernador y como tal quedó al frente de la recién fundada ciudad de Santiago del Nuevo Extremo mientras Valdivia dirigía una campaña en el sur. Aprovechando la ausencia de Valdivia, los indios, al mando del cacique Michimalongo atacan la ciudad, consiguiendo cercarla. En una situación tan desesperada, la actuación de dos personas consigue levantar el cerco: Inés Suárez y Alonso de Monroy, Inés Suárez, la decidida amante de Valdivia decapita a un grupo de caciques indios que tenían prisioneros, y aprovechando el desconcierto que esto crea entre los atacantes, Alonso de Monroy encabeza un ataque de un grupo de jinetes españoles que consigue hacer huir a los indios.
Alonso de Monroy será fiel a Valdivia en momentos especialmente difíciles, como demostrará al avisarle de una de las conspiraciones de Sancho de la Hoz, el gran enemigo de Valdivia, que quería asesinarle.
Posteriormente, Valdivia encarga a Monroy que regrese a Perú en busca de refuerzos. La escasez de tropas era el punto débil del proyecto de conquista de Valdivia ya que Chile era una región poco atractiva para los conquistadores pues no esperaban encontrar grandes riquezas, especialmente viniendo del Perú, considerado entonces como lo más parecido al soñado El Dorado. Marcha Monroy hacia el Perú con un pequeño grupo de cinco soldados, cargados de joyas y oro (todo lo poco que habían conseguido en Chile) para dar la sensación de que Chile también tenía riquezas que ofrecer a los conquistadores. Pero en el desierto de Atacama son atacados por los indios, sólo sobreviven Monroy y otro soldado de apellido Miranda, que son hechos prisioneros. Permanecen prisioneros cuatro meses, en los que son obligados a enseñar a los indios a montar a caballo. Aprovechando los ejercicios de monta, consiguen escapar y llegan a Cuzco, corría el año 1543. allí se entrevista con Vaca de Castro, quien le acoge bien, pero la situación es difícil por la sublevación en Perú de Almagro, y es muy difícil conseguir tanto dinero como hombres. Al final logra que algunos comerciantes que conocían a
Valdivia (como Lucas Martinez Vegazo) le presten algún dinero con el que fletar un pequeño barco, el Santiago. Consigue enviar con este barco unos pequeños refuerzos, que desembarcan en Valparaíso para seguir hasta Santiago, Monroy regresa por la ruta terrestre con setenta hombres más. En 1545, la situación de Valdivia exige volver a pedir refuerzos y, de nuevo, comisiona a Monroy para buscarlos en Perú. Se embarca con el navegante Pastene, y al llegar a Lima se encuentra con una situación peor aún que la vez anterior: la sublevación de Gonzalo Pizarro había llevado el caos a Perú. Las noticias sobre su paradero son confusas, según unas fuentes muere de unas fiebres, según otras, muere envenenado, y para otras consigue regresar a Chile con algunos refuerzos.