Pizarro, Hernando
(por Mario López Martínez)
Nació en Trujillo, en 1478, aunque otros historiadores dan otras fechas más tardías, es hijo de un hidalgo de Trujillo, descendiente de los Añasca, una de las principales familias de la localidad. Gonzalo Pizarro, que así se llamaba el padre, fue capitán de los tercios y participó en las campañas italianas, por ello fue apodado "el romano", (también tenía los alias de "el largo" y "el tuerto"). Es hermano de padre, por tanto, de Francisco, Gonzalo y Juan, si bien a diferencia de ellos, es hijo legítimo y heredero del mayorazgo de la familia.
Como heredero, recibe una cierta educación, aunque no muy refinada. Después se alista en los tercios con su padre y participa en las campañas de Navarra e Italia. Regresa a España cuando su hermanastro Francisco vuelve a España en 1528 para solicitar los permisos para iniciar la conquista de Perú.
Ya sirve de ayuda a su hermano en Sevilla, donde es encarcelado según desembarca de América, pues ayuda en las gestiones para su liberación. Utilizará estas dotes diplomáticas en varias ocasiones para ayudar a Francisco en las campañas de Perú, aunque no hiciera gala de ellas en su relación con Almagro. Cuando en 1529 la reina firma las capitulaciones, Francisco y Hernando vuelven a Trujillo donde enrolan a sus hermanos Gonzalo y Juan, junto con otros trujillanos, en la aventura del Perú.
Parten para América en 1530, arribando primero a Nombre de Dios, en Panamá, Allí tenían que entrevistarse con los otros socios de Francisco Pizarro, especialmente agria fue la entrevista con Almagro, que se sintió maltratado por las condiciones de las capitulaciones. Parece ser que la actuación de Hernando hizo aún más difícil la entrevista. Aquí se inician los enfrentamientos entre Hernando Pizarro y Almagro que acabarían con la ejecución de éste ordenada por aquél.
En Perú será siempre el hombre de confianza de su hermano. Por ello, en Cajamarca es el primero que se entrevista con Atahualpa después de que éste rechazara entrevistarse con Hernando de Soto. Durante la prisión de Atahualpa tuvo con él unas relaciones cordiales y de mutuo respeto. Incluso es de los que aconsejan a su hermano que no le ejecute; de hecho, no es casualidad que la ejecución se lleve a efecto mientras Hernando ha sido enviado por su hermano a realizar unas expediciones. En concreto, fue enviado al santuario de Pachacamac, para solicitar sus tesoros para el rescate de Atahualpa. Desde ahí siguió hasta Jauja para enfrentarse al cabecilla inca Calcuchimac, que estaba al frente de una parte considerable del ejército. Le atrae con engaños al decirle que Atahualpa le ordenaba acompañarle, de esta manera diluye un grave peligro para los españoles. Regresa a Cajamarca como un héroe, ya que en apenas un mes ha desactivado un grave riesgo de reagrupación de las fuerzas indias y se ha hecho con un gran tesoro. El aumento de su prestigio encona aún más el odio de Almagro.
Cuando se reparte el botín, Francisco Pizarro le encarga a su hermano Hernando que lleve la parte correspondiente al rey, el "quinto real". Se embarca para España y, además de entregar las fabulosas riquezas que llevaba, informa al rey y al Consejo de Indias de la marcha de la conquista de Perú. La estancia de Hernando en España es un auténtico acontecimiento, las narraciones de tan extraordinarias aventuras y los alardes de riqueza le convierten en el centro de atención. Hernando lo aprovecha con sus dotes diplomáticas y consigue que su hermano Francisco obtenga el título de Marqués de la Conquista (lo que sólo había conseguido Cortés) y el hábito de caballero de la Orden de Santiago, además de una ampliación de su gobernación de Nueva Castilla. Pero, además, tiene la habilidad de conseguir para Almagro una nueva gobernación, Nueva Toledo, situada al sur, con límites imprecisos, por lo que se alivia un tanto la tensión con Almagro. Lo que no consiguió es que quedase claro a cuál de las dos gobernaciones pertenecía Cuzco, por lo que, pasando el tiempo, sería causa de nuevos enfrentamientos.
Vuelve a Perú en 1535, entonces, Francisco Pizarro le nombra lugarteniente y gobernador de Cuzco. Poco después Inca Manco Yupanqui se subleva contra los españoles y pone cerco a Cuzco. Consiguen levantar el cerco con la ayuda de Almagro que había regresado de su fracasado intento de conquistar Chile, pero una vez derrotados los indios, Almagro con sus tropas se hace con el poder de Cuzco y encarcela a Hernando y a su hermano Gonzalo. Está a punto de ejecutarlos, sólo una intervención decidida de alguno de sus capitanes como Diego Alvarado, tío del conquistador Pedro Alvarado, les salvó, Francisco Pizarro se dirige a Cuzco para negociar con Almagro. A cambio de algunas concesiones logró la libertad de sus hermanos, pero no se resolvieron los problemas de fondo con Almagro. Así que sigue conspirando y preparando una rebelión en alianza con el nuevo inca Manco Cápac. Hernando, ante las noticias inquietantes que le llegan, se prepara para enfrentarse a Almagro, por ello, cuando es el encargado de llevar a Almagro la orden del rey por la cual Cuzco debería quedar en manos de Pizarro, va acompañado de una importante hueste. Almagro no acepta la orden real y decide enfrentarse a Hernando Pizarro. Sus tropas, al mando de Orgóñez, se encuentra con la de Pizarro en Las Salinas, donde se produce la derrota definitiva de los almagristas (1538). Almagro es hecho prisionero y ejecutado rápidamente por Hernando. En realidad, no se sabe muy bien cuál fue la actitud de su hermano Francisco, para algunos, estaba detrás de la ejecución, para otros, fue una decisión personal de Hernando, consecuencia del profundo odio que le tenía y del convencimiento de que si no actuaba tan expeditivamente el problema volvería a reproducirse.
Se inicia una represión dura contra los almagristas que son desposeídos de sus encomiendas, por lo que dos de ellos, Diego de Alvarado y Alonso Enriquez vuelven a España a acusar a los Pizarro. En principio, Hernando se queda en Cuzco como gobernador, pero después es enviado a España en 1539 con el quinto real. Por ello cuando Hernando Pizarro regresa a España, aunque en principio es bien recibido por las riquezas que trae, poco después la Chancillería inicia un proceso contra él por la muerte de Almagro. Fue condenado, la pena, en principio iba a ser de destierro en África, pero después fue condenado a prisión perpetua. Fue encarcelado en el castillo de la Mota en Medina del Campo (Valladolid), donde cumplió veinte años de condena, si bien fue atenuada en muchas ocasiones para que pudiera atender su mayorazgo.
En este tiempo tuvo como amante a Isabel de Mercado, con quien tuvo dos hijos, aunque nunca se casó con ella. En 1552 se casa con su sobrina Francisca Pizarro Yupanqui, hija de su hermano Francisco Pizarro y de Doña Inés Yupanqui Huaylas, una princesa inca hija de un hermano de Atahualpa, Inca Huayna Cápac. Obtiene la libertad definitiva en 1561 e inicia una vida tranquila y sosegada. Regresa a Trujillo donde construye un palacio y solicita para su esposa el título que le correspondía como hija de Francisco Pizarro, el de marquesa de la conquista. Tuvieron cinco hijos: Francisco, Juan, Gonzalo, Isabel e Inés, y murió en 1580 a una avanzadísima edad, siendo el único de los Pizarro que no murió de forma violenta.
Su figura es de las más complejas e interesantes, aunque haya quedado un tanto oscurecida por la de su hermano Francisco. Además, su condena dio relieve a los aspectos más negativos de su actuación, así se explican posturas tan duras contra él como la del cronista Fernández de Oviedo: "Hernando Pizarro solo era legítimo y más legitimado en la soberbia: hombre de baja estatura, grueso, la lengua e el labio gordos, e la punta de la nariz con sobrada carne e encendida y este fue el desavenidor y el torbador del sosiego de todos".