Los Doce Apóstoles de México
█ Un reto evangelizador
Una vez acabada la conquista del imperio Mexica, y liberados los pueblos indígenas que estaban sometidos a un brutal régimen de terror y muerte,
Hernán Cortés afronta el reto de
evangelizar las nuevas tierras. Para ello acude al emperador
Carlos V, quien acuerda con el Papa
Adriano VI encomendar esta misión a
doce frailes franciscanos del
convento de San Francisco de Belvís de Monroy (Cáceres), que serán los encargados de difundir el cristianismo en las nuevas tierras. Emularán así a Jesucristo quien propagó su palabra a través de los doce apóstoles.
Los frailes de este convento eran «franciscanos descalzos», una corriente que abogaba por la
austeridad extrema, tanto en su forma de vida como en su vestimenta, y que había impulsado el extremeño
San Pedro de Alcántara. La labor de estos religiosos en América no sólo será evangelizadora, destacarán enormemente como protectores de los derechos de los indios, y como preservadores de la cultura y costumbres prehispánicas.
El ministro general de la orden,
Francisco de Quiñones, será el encargado de seleccionar escrupulosamente a los doce elegidos, que recibirán el nombre de
«los Doce Apóstoles de México», y que sin duda cambiarán el rumbo de la historia universal. Tras varios meses de preparación, en enero de 1524 parten de Sanlúcar de Barrameda, y tras casi cuatro meses de duro viaje, llegan por fin al Nuevo Mundo, a Veracruz.
Llegada de los Doce Apóstoles de México por Augusto Ferrer Dalmau.
█ Los «Motolinia»
Una vez en tierra parten hacia la ciudad de México (Tenochtitlan) recorriendo
a pie, descalzos y sin equipaje, los 230 kilómetros que les separaban de Hernán Cortés. Ya en su camino, los frailes fueron muy bien acogidos por los nativos, no sólo por su actitud humilde y cercana, su voto de pobreza que se reflejaba en unas ropas sencillas y en caminar descalzos, hizo que no vieran en ellos la codicia que sí era propia en algunos de los conquistadores venidos de España. Pronto comenzaron a llamarles los
«Motolinia», que en lengua náhuatl significa «pobres».
Cuando por fin los doce franciscanos se encuentran con Hernán Cortés, sucede un asombroso hecho que hará que los nativos miren con mayor admiración y respeto a estos personajes. El poderoso conquistador extremeño se arrodilla ante los humildes frailes y besa sus ropas maltrechas. Este gesto, realizado en presencia de numerosos indios y caciques, como el mismo Cuauhtémoc, hace que la población indígena respete de forma asombrosa a estos personajes.
Tras el encuentro con Cortés, los doce religiosos se dividieron en
cuatro grupos, encargándose cada uno en llevar su misión a las cuatro zonas en que decidieron dividir el territorio: México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo. Recorrieron vastas tierras del continente para llevar a cabo la evangelización que les había sido encomendada. Establecieron iglesias en los principales asentamientos indígenas. En el
convento de Huejotzingo se conserva la primera representación que existe de los Doce Apóstoles Mexicanos en la Nueva España.
Convento San Miguel Arcángel en Huejotzingo.
Las penurias, dificultades, enfermedades, miserias y persecuciones de las que fueron objeto, no lograron frenar su titánica labor. La actitud paternalista de estos franciscanos con la población nativa hizo que a veces tuvieran que enfrentarse con las autoridades locales al defender a estos de los abusos de algunos conquistadores y encomenderos.
█ Las lenguas nativas
Inicialmente, para acercar el mensaje de Cristo a los nativos, los Doce Apóstoles de México comenzaron a comunicarse con ellos por gestos. También entonaban canciones que transmitían paz y sosiego, para demostrarles que el Dios del que ellos hablaban era un ser de amor y fraternidad, y no una deidad de sacrificios, sangre y sometimiento, como a los que estaban acostumbrados.
Pronto los franciscanos comprendieron que la única manera de que los nativos pudieran entender y abrazar la nueva religión era
empleando sus lenguas nativas. Así comenzaron a aprender estas lenguas, y a traducir a ellas biblias y catecismos.
Este fenómeno evolucionó y pronto se desarrollarán
gramáticas y diccionarios de las lenguas nativas, gracias a los cuales algunas de ellas permanecen vivas hoy en día. Hemos de señalar que el castellano no fue nunca una lengua impuesta por la corona española a la población indígena, pero al ser una lengua franca (de uso común), y que permitía prosperar en los negocios, el ejército, la política, … fue rápidamente asumida por muchos nativos. Las lenguas indias siempre fueron respetadas por los españoles, fue en los procesos de independencia del siglo XIX cuando los nuevos países que surgen en la España de ultramar comienzan a perseguir y castigar duramente estas lenguas ancestrales.
Primera gramática náhuatl: La primera gramática publicada en Europa fue la española, y supuso toda una revolución para la uniformidad y enseñanza de una lengua. Escrita por Antonio de Nebrija en Zalamea de la Serena (Badajoz), fue publicada en Salamanca en 1492. La segunda gramática que vio la luz en el mundo conocido no fue la inglesa, ni la alemana, ni la italiana, … fue la
náhuatl (o mexica) y fue escrita en torno a 1528-1531 gracias a estos doce apóstoles. Esta obra, aunque documentada, no se ha podido conservar, la más antigua que ha llegado hasta nuestros días es la escrita posteriormente por el franciscano Andrés del Olmo en 1547. Posteriormente vieron la luz otra decena de gramáticas mexicas.
Primer diccionario náhuatl: Poco después Fray Alonso de Molina escribe el primer diccionario en la lengua de los mexicas. Este personaje nació en la provincia de Cáceres, y tanto él como su hermano marcharon de niños a la Nueva España acompañando a sus aventureros padres. Los dos hermanos, al integrarse plenamente con los niños nativos, aprendieron rápido y de forma natural la lengua náhuatl. Así cuando Alonso de Molina fue ordenado franciscano, continuó la labor comenzada por los primeros doce franciscanos y desarrolló el primer diccionario náhuatl-castellano.
Diccionario de Fray Alonso de Molina.
Más tarde comenzaron a escribirse por parte de las distintas comunidades religiosas gramáticas, tratados y diccionarios de otras lenguas nativas como el
huasteca, totonaca, quechua, cakchiquel, quiché, zutuhil, michoacano, otomí, tzeltal, zapoteca, toba, mixteca, aymara, allentiac, mapuche, muisca, maya, guaraní, yunga, mochica, .... Este asombroso respeto por la lengua materna de estos súbditos de España hizo posible que esa riqueza cultural haya podido ser conservada hasta nuestros días.
Publicaciones sobre lenguas prehispánicas.
█ Los derechos de los indios
La labor que desarrollaron estos religiosos, y los que les siguieron, en el continente americano no sólo se limitó a difundir el cristianismo, además crearon
escuelas,
hospitales, trasmitieron nuevas
técnicas y
oficios, y sobre todo hicieron ver a la corona que los indios, al ser sus súbditos, tenían los
mismos derechos que cualquier otro español de la Península.
Esta corriente hizo que Carlos V detuviera el proceso de conquista y convocara una junta de expertos en la Universidad de Salamanca encabezada por
Francisco de Vitoria, y donde se defendió la existencia de unos derechos universales de todos los seres humanos que ningún monarca podía eliminar. Este fue el origen de la
primera declaración de los Derechos Humanos, siendo España el primer país en plantearse la igualdad de todos los hombres. Pasarán casi 250 años, hasta la Revolución Francesa, cuando otro país se plantee esta situación jurídica con su «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano», y no será hasta 1948 cuando las Naciones Unidas proclamen la «Declaración Universal de los Derechos Humanos», más de cuatro siglos después.
█ Los doce franciscanos
Estos doce frailes franciscanos sentaron las bases de lo que sería la Iglesia Católica del nuevo continente, y cuyo espíritu sigue vivo hasta nuestros días. Veamos quienes fueron cada uno de ellos.
Azulejos con los Doce Apóstoles de México ubicado en el convento franciscano de Belvís de Monroy.
Fray Martín de Valencia: Nació en Valencia de Don Juan (León), y fundó el convento de San Francisco del Berrocal de Belvís de Monroy en 1505-1509. Él es el encargado de gobernar la misión de los Doce Apóstoles de México, que bautizará a más de un millón de nativos.
Fray Francisco de Soto: Es considerado uno de los apóstoles de mayor edad, y fundó la provincia del Santo Evangelio en la Nueva España. Defendió fervorosamente los derechos de los nativos, y viajó de vuelta a la Península para reclutar más franciscanos que se sumaran a sus misiones en el Nuevo Mundo. Rechazó ser arzobispo de México para no faltar a su humildad como franciscano. Falleció en ciudad de México en 1551.
Fray Martín de Jesús (o de la Coruña): Fue conocido como el «Apóstol de Michoacán». Ejerció su misión evangelizadora en Michoacán y en Tehuantepec. Acompañó a Hernán Cortés en la exploración de Nueva Galicia (actuales estados de Jalisco, Nayarit, Aguascalientes y Zacatecas). Escribió la obra «Relación de las ceremonias y ritos, población y gobierno de los indios de Michoacán». Falleció en Pátzcuaro en 1558.
Fray Juan de Suárez: Fue el primer guardián del convento de Huejotzingo. Perdió la vida tratando de cristianizar la Florida en la expedición de Pánfilo de Narváez.
Fray Antonio de Ciudad Rodrigo: Participó en las primeras expediciones evangelizadoras de Yucatán, Sinaloa y Nuevo México. Viajó a la Península para reclamar exitosamente al emperador Carlos V protección para los indígenas que eran maltratados, incluso injustamente esclavizados, por algunos españoles. Renunció, por humildad franciscana, a ser nombrado Obispo de Nueva Galicia.
Fray Toribio de Benavente: Asumió como nombre el apelativo náhuatl de «Motolinia» (pobre), y es considerado un gran humanista y defensor de los indios. Escribe varias obras donde plasma la vida y costumbres de los nativos del Anáhuac. Su obra «Historia de los indios de la Nueva España» narra el choque de las culturas prehispánicas con la traída por los europeos.
Fray García de Cisneros: No sólo se preocupó de la evangelización, también desarrolló un papel importante en el conocimiento de las culturas indígenas del México central. Fundó colegios, como el de Santa Cruz, donde enseñaba a los naturales retórica, filosofía, música y medicina tradicional.
Fray Luis de Fuensalida: Fue de los primeros en aprender la lengua de los nativos, el náhuatl. Invirtió cuatro años en interpretar el prehispánico «Códice 3 Coyote», con el objetivo de entender la lengua de los mexicas, a la que dedicó varios escritos.
Fray Juan de Rivas: Fundó los conventos de Tepeaca y Cuernavaca, y demostró ser un enamorado de la lengua náhuatl.
Fray Francisco Jiménez Cantó: Quizá fuera el primero de los Doce Apóstoles en aprender el náhuatl. Se le atribuye a él la primera gramática tratando de plasmar las normas y vocabulario de este lenguaje. Lamentablemente estos escritos de 1528 no se han conservado hasta nuestros días. Utilizó los cantos para difundir más eficazmente la doctrina cristiana.
Fray Andrés de Córdoba: Fue un hermano lego (no ordenado sacerdote) de la comunidad franciscana que transmitió con fervor el catecismo en lengua mexica (náhuatl). Como tantos otros religiosos murió martirizado por los indios cuando defendía la fe cristiana. Sus restos se guardan con veneración, en el convento de Etzatlán, provincia de Jalisco.
Fray Juan de Palos: Este hermano lego poseía muy buenas dotes para la predicación, lo que demostró enseñando el evangelio en la lengua de los mexicas. Partió con Pánfilo de Narváez a la expedición de la Florida, donde perdió la vida en 1527.
█ El convento de Belvís
En el año 1500 tres frailes franciscanos descalzos se refugian en la
ermita del Berrocal de Belvís de Monroy. Venían «huyendo» de la orden franciscana al ser partidarios de la corriente de los «descalzos» que predicaba una austeridad extrema. Poco después construyen unos chozos con escobas y se asientan en la zona.
La villa decide proteger a los monjes, y les dona unos terrenos junto a la ermita donde deciden levantar un humilde
convento en 1509. De este histórico edificio, ubicado en pleno berrocal adehesado de Belvís de Monroy, partieron en 1524 los famosos Doce Apóstoles de México.
Convento franciscano de Belvís de Monroy.
El edificio fue quemado por las tropas francesas durante la guerra de la Independencia en 1809. Hoy, restaurado por la Junta de Extremadura, está declarado
Bien de Interés Cultural y acoge numerosos actos sociales y culturales.
La vecina
ermita, origen del convento, alberga una estatua de bronce donada en 1966 por la municipalidad de Huejotzingo (México) durante el hermanamiento con Belvís de Monroy. La estatua representa a un franciscano («motolinia») levantando la cruz, y una estatua gemela se conserva en esta ciudad mexicana. En el convento franciscano de Huejotzingo se conserva la primera representación de los Doce Apóstoles de México en América, imagen que podemos contemplar en una réplica hecha en azulejos en el convento extremeño.
Este paraje hoy constituye un
atractivo turístico cultural y de naturaleza. Desde aquí parten rutas senderistas por los berrocales y la dehesa. El triángulo formado por la zona de aparcamiento y merenderos, la ermita y el convento, ofrecen un bello paseo de menos de un kilómetro en el que doce monolitos nos recuerdan a estos doce franciscanos que escribieron su nombre en la historia de América.
Monolito homenaje a los Doce Apóstoles en el berrocal de Belvís de Monroy.
Sendero de los Doce Apóstoles de México en Belvís de Monroy.