Por qué tantos conquistadores eran extremeños
La figura de los conquistadores españoles que llegaron a América en los siglos XV y XVI es uno de los pilares fundamentales en la historia del mundo moderno. En este episodio de la historia universal destaca una región española que, en proporción, contribuyó con una gran cantidad de hombres para la exploración y conquista del Nuevo Mundo:
Extremadura. Diversos factores, que veremos a continuación, explican por qué esta región fue todo un
semillero de conquistadores.
Una tierra de frontera y guerras
La historia de Extremadura está marcada por
siglos de conflictos bélicos fronterizos, de hecho, su nombre parece aludir a esta condición. Según algunos investigadores el término
«Extremadura» viene a significar
«Extrema Durii» (extremo del río Duero), que se empleaba en los siglos XI y XII para nombrar al área geográfica al sur de este río (desde Soria hasta Portugal), y que constituía un
límite fronterizo consolidado con los musulmanes durante la
Reconquista.
Además, la comarca constituía la frontera con el
reino cristiano de Portugal, que solía estar en conflicto armado con los reinos de Castilla y de León.
En este contexto, y durante siglos, los hijos de esta tierra nacieron, crecieron y vivieron en una región fronteriza marcada por luchas contantes. Poco a poco
la tradición guerrera se consolidó entre los extremeños, quienes durante generaciones se acostumbraron al combate y a la vida en un entorno de conflicto bélico permanente. La experiencia adquirida les proporcionó una
preparación única para la guerra y la exploración, dos competencias esenciales para los conquistadores de América.
Muchos linajes extremeños consolidaron una larga tradición militar en sus familias, que convirtió la guerra en una vía de ascenso social y económico. El final de la Reconquista coincidió con el descubrimiento de América, lo cual supuso una extensión natural en la forma de vida de estos personajes.
La pérdida de la agricultura
Los frecuentes conflictos bélicos provocaban
continuos movimientos de fronteras. Con frecuencia los agricultores podían ver que, de la noche a la mañana, las tierras de sus cultivos caían en zonas controladas por el enemigo, por lo que el esfuerzo de meses trabajo no acaba dando sus frutos.
Muchas campesinos se vieron empujados paulatinamente a abandonar la agricultura como principal fuente de sustento, migrando a la ganadería, ya que los animales sí se podían mover con las fronteras.
La pérdida de la ganadería
En el sigo XIII se crea el
«Real Concejo de la Mesta», una institución que regulaba la producción ganadera en todo el reino de Castilla. Esta monopolización limitó la capacidad de los pequeños ganaderos extremeños de obtener beneficios, a pesar de ser una región rica en pastos. La clase dirigente controlaba los recursos y la actividad del pastoreo, por lo que los humildes ganaderos locales no podían hacer de la ganadería un modo de vida viable.
El efecto llamada
En 1501, poco después del descubrimiento de América, los Reyes Católicos nombran al extremeño
Nicolás Ovando gobernador de las tierras recién descubiertas.
Entre sus cometidos está la responsabilidad de
replicar la sociedad castellana en el Nuevo Mundo, y para ello necesita trasladar artesanos, campesinos, religiosos, soldados, familias completas, … al otro lado de la Mar Océana. Comienza así a
reclutar aventureros en las poblaciones limítrofes a su Cáceres natal. En el año 1502 fleta una expedición de 32 navíos y unas 1500 personas que parten rumbo a las indias. Este grupo estaba constituido en mayor parte por extremeños, muchos de ellos de la comarca de Garrovillas de Alconétar, motivo por el cual recibieron el apodo de
«los garrovillas».
La mejora de la vida de estos aventureros en el Nuevo Mundo tuvo un efecto llamada entre los vecinos que aún permanecían en las duras tierras de Extremadura. Comenzó así un éxodo de extremeños que se fue incrementando a medida que algunos de ellos alcanzaban la fama y fortuna, como ocurrió con
Cortés o
Pizarro.
En las campañas de exploración y conquista, los capitanes reclutaban a gente de confianza, normalmente vecinos de su misma comarca natal, por los que los extremeños llegaron a ocupar puestos importantes en casi todas las operaciones.
Fe, fama y fortuna
Al acabar la Reconquista en 1492 los hidalgos de los linajes guerreros no tenían enemigos contra quien batirse, y por tanto se desvanecían sus anhelos de conseguir un ascenso y reconocimiento social.
Las clases más bajas habían abandonado la agricultura y la ganadería, y estaban muy necesitadas de encontrar alguna forma con la que ganar alguna fortuna para el sustento de sus familias.
Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo tanto
hidalgos como
gentes humildes ven en América la oportunidad que su tierra les negaba. A estos grupos se suman
religiosos de toda condición, que sienten la llamada de llevar la fe cristiana al otro lado del océano.
Vemos como la
tradición guerrera fronteriza, la
pérdida de la agricultura y la ganadería como sustento, así como un
efecto llamada en las villas natales de los intrépidos pioneros, hizo que
uno de cada cinco extremeños partiera a la aventura americana.
En la cabeza y el corazón de estos arrojados personajes resonaban con distinta intensidad las conocidas
«tres efes», tres motivos que les empujaban a arriesgarlo todo en América:
«Fe, Fama y Fortuna».
La idiosincrasia del pueblo extremeño
¿Qué hace diferente al pueblo extremeño del andaluz o del castellano? La lengua, gastronomía, costumbres, … no distan tanto de una región a otra. Pero si hay algo que podría definir una singularidad en el pueblo extremeño es
«América». No se concibe América sin Extremadura, al mismo tiempo no se concibe Extremadura sin América.
Hasta tal punto ha calado este sentimiento en la geografía de toda la región, que suele ser habitual en las charlas cotidianas espetar la frase de
«¿Y cuál es el conquistador de tu pueblo?». Es tal el orgullo que los extremeños sienten por su protagonismo en esta gesta histórica, que numerosas calles, plazas y centros de enseñanza, reciben nombres como «La Hispanidad», «Inés Suárez», «12 de Octubre», «Francisco Pizarro», «Conquistadores», «Hernán Cortés», «Nuestra señora de Guadalupe», «Pedro de Valdivia», «Hernando de Soto», «Conquistador Loaysa», …